En recuerdo de Otilia y Sandra, por cuyo asesinato clamamos hoy, como por el de tantas y tantas mujeres que lo son por el hecho de ser tales y no responder al concepto de sumisión.
Hoy Astorga está de fiesta. Aún
flotan en el aire los ecos protestados de un homenaje taurino que debería ser
una ofensa para cualquier mujer que sienta estima de sí misma; aún flotan los
ecos de dominicales lecturas religiosas uniendo al respeto que todos nos
debemos, el concepto de sumisas. Sumisas para con los maridos que las ignoran,
que las agreden, que las vilipendian aún cuando deberían amarlas ¿por qué son
un pedazo de su cuerpo? Así sonaban estos días los discursos antiguos de una
iglesia que no avanza al ritmo de los tiempos y que, con antigüedad, pretende
seguir marcando las relaciones entre hombres y mujeres.
Hoy vengo a deciros, en nombre de
todas, que no queremos ser sumisas, no queremos que nos traigan y nos lleven
como si fuéramos objetos o floreros, no queremos que piensen por nosotras, no
queremos que llenen a nuestra costa cosos taurinos, discotecas… No queremos ni
siquiera que llenen las iglesias.
Y sí queremos gritar algo y
fuerte que sumisión y respeto no son palabras sinónimas. Que amor y respeto no
van unidos si es un amor que manipula, que fuerza, que dirige, que exige y que
castiga.
Enseñaremos a decir “NO” a
nuestras jóvenes, y a que son las únicas dueñas de su cuerpo, de su mente y de
sus deseos. No somos parte ni propiedad de nadie.
Les mostraremos a nuestros
jóvenes que, si no las respetan, no
sabrán nunca amarlas y no podrán disfrutar nunca de la grandeza de un amor
compartido y no forzado, ni comprado. Y que antes de llegar al amor, habrán de
mirar a todos lados. Y aprender a escuchar a la mujer que estudia y que trabaja
a su lado, a la que le enseña, a la que le sirve un café en el bar o le atiende
en cualquier otro espacio, a la que comparte con ellos los momentos de ocio.
Queremos gritar, alto y claro,
que las mujeres no queremos más homenaje que el de que respetéis nuestro
derecho a ser y a estar en igualdad de condiciones que los hombres.
No queremos más homenaje que el
de que dejéis de mirarnos por encima del hombro y de tratarnos con falsos
paternalismos.
No queremos más homenaje que el
de que seáis valientes y, en días como hoy, os unáis unos minutos a nuestra
llamada.
Y os lo pedimos en Astorga, en un
día de fiesta, porque Otilia Márquez y Sandra García Galindo ya no podrán
disfrutar nunca más de ningún festejo. No podrán abrazar a ningún ser querido.
Y no podrán terminar jamás nada de aquello que dejaron inconcluso.
Solo son unos minutos. Pero veros
aquí - junto a nosotras – martes tras martes, sería el mejor homenaje que
podrías darles a vuestras madres, hermanas, esposas, hijas… a las mujeres
todas. No sé si ello será pediros demasiada valentía, pero sí, al menos, un
poquito de respeto.
Mercedes
G. Rojo
(texto escrito para
la concentración del día 25-08-2015)
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