martes, 25 de agosto de 2015

CARTA DIRIGIDA A LOS HOMBRES QUE NO PIENSAN COMO NOSOTRAS Y A LAS MUJERES QUE COMO ELLOS PIENSAN.



En recuerdo de Otilia y Sandra, por cuyo asesinato clamamos hoy, como por el de tantas y tantas mujeres que lo son por el hecho de ser tales y no responder al concepto de sumisión. 
Hoy Astorga está de fiesta. Aún flotan en el aire los ecos protestados de un homenaje taurino que debería ser una ofensa para cualquier mujer que sienta estima de sí misma; aún flotan los ecos de dominicales lecturas religiosas uniendo al respeto que todos nos debemos, el concepto de sumisas. Sumisas para con los maridos que las ignoran, que las agreden, que las vilipendian aún cuando deberían amarlas ¿por qué son un pedazo de su cuerpo? Así sonaban estos días los discursos antiguos de una iglesia que no avanza al ritmo de los tiempos y que, con antigüedad, pretende seguir marcando las relaciones entre hombres y mujeres.
Hoy vengo a deciros, en nombre de todas, que no queremos ser sumisas, no queremos que nos traigan y nos lleven como si fuéramos objetos o floreros, no queremos que piensen por nosotras, no queremos que llenen a nuestra costa cosos taurinos, discotecas… No queremos ni siquiera que llenen las iglesias.
Y sí queremos gritar algo y fuerte que sumisión y respeto no son palabras sinónimas. Que amor y respeto no van unidos si es un amor que manipula, que fuerza, que dirige, que exige y que castiga.
Enseñaremos a decir “NO” a nuestras jóvenes, y a que son las únicas dueñas de su cuerpo, de su mente y de sus deseos. No somos parte ni propiedad de nadie.
Les mostraremos a nuestros jóvenes que, si no las respetan,  no sabrán nunca amarlas y no podrán disfrutar nunca de la grandeza de un amor compartido y no forzado, ni comprado. Y que antes de llegar al amor, habrán de mirar a todos lados. Y aprender a escuchar a la mujer que estudia y que trabaja a su lado, a la que le enseña, a la que le sirve un café en el bar o le atiende en cualquier otro espacio, a la que comparte con ellos los momentos de ocio.
Queremos gritar, alto y claro, que las mujeres no queremos más homenaje que el de que respetéis nuestro derecho a ser y a estar en igualdad de condiciones que los hombres.
No queremos más homenaje que el de que dejéis de mirarnos por encima del hombro y de tratarnos con falsos paternalismos.
No queremos más homenaje que el de que seáis valientes y, en días como hoy, os unáis unos minutos a nuestra llamada.
Y os lo pedimos en Astorga, en un día de fiesta, porque Otilia Márquez y Sandra García Galindo ya no podrán disfrutar nunca más de ningún festejo. No podrán abrazar a ningún ser querido. Y no podrán terminar jamás nada de aquello que dejaron inconcluso.
Solo son unos minutos. Pero veros aquí  - junto a nosotras – martes tras martes, sería el mejor homenaje que podrías darles a vuestras madres, hermanas, esposas, hijas… a las mujeres todas. No sé si ello será pediros demasiada valentía, pero sí, al menos, un poquito de respeto. 

Mercedes G. Rojo
(texto escrito para la concentración del día 25-08-2015)

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