Ahora que
ya la luz va anticipando el otoño y los bosques comienzan a reforzar sus
cromatismos ofreciéndonos un paisaje infinito donde lo sensorial se hace
presente, es un buen momento para acercarse hasta la galería Ármaga, de León, y
dejarse imbuir por las atmósferas tan diferentes en las que los lienzos de Juan
Rafael, (Rafa para los amigos) nos sumergen. BOSQUES ficticios (o no) en los que las sensaciones y las
emociones se hacen realidad a través del complejo trabajo que Rafa deja en cada
una de sus piezas.
BOSQUES se
titula la muestra y, efectivamente, una importante variedad de bosques diferentes
nos recibe, consiguiendo atrapar no solo nuestra mirada. Como el bosque real
que logra transportarnos a mundos diferentes según nos enfrentemos a él en una
clara mañana de verano o con la luz difusa de un día nebuloso, incluso si en él
nos sorprenden las sombras de la noche, así nos atrapan las distintas
interpretaciones del mismo realizadas por Juan Rafael que, sin duda, llevan su
marca, aunque ahora el motivo escogido para trabajar sea bien distinto a los
anteriores.
Sin entrar
en la técnica utilizada, perfectamente contada en el artículo de Eloísa Otero
para Tam Tam Press, he de decir que los nuevos lienzos que Rafa nos muestra ahora
en Ármaga, producen (así me sucede a mí, al menos) la necesidad de disfrutarlos
despacio, de situarse con calma frente a ellos y observar cada uno de sus
detalles, intentando descubrir la vida que se esconde tras sus pinceladas. Porque
esa es la sensación que producen, la de
vidas que se esconden tras los troncos y el follaje. En esta colección está
representada toda la gama cromática que un bosque puede ofrecernos, de las
primeras luces del día hasta la noche. Y también la que se produce con el paso
de las estaciones, y la sentida en nuestra alma en función de nuestros propios
estados de ánimo. Pudiera decirse que en cada uno de esos bosques se narra una
historia y en algunos de ellos parecen incluso intuirse las almas inquietas que
los pueblan.
Dice Juan
Rafael de sus “Bosques” que no existe en ellos más figuración que la figuración
de una serie de mentiras que acaban
componiendo una abstracción, abstracción que, sin embargo, el espectador sí
llega a presentir como una realidad
palpable, un juego de colores y texturas que nos lleva a pensar y sentir como
en esos bosques reales en que todo se confunde bajo las luces y las sombras
creando atmósferas diferentes que nos impulsan
más allá de la realidad común.
Es, por
tanto, esta muestra de Juan Rafael una muestra para sentir, para dejarse
llevar, para dejarse impresionar y disfrutar con ella de todo lo que puede
despertarte. “Poesía” tras los pinceles, pudiera decirse.
En Galería Ármaga, hasta el 7 de octubre.