Astorga, 20 de agosto de 2105
En la tarde
noche del pasado martes 18, pudimos asistir
en Astorga al primer pleno ordinario de una nueva legislatura presidida
por el PP. A pesar de que, reiterada e insistentemente, han asegurado frente a
la ciudadanía del municipio y la prensa que ellos no iban a convocar plenos sin
puntos en el orden del día, hemos tenido que enfrentarnos al primero de la
legislatura sin que esa realidad se hiciera patente. ¡Qué contradicción! Como
tantas otras que pudimos vivir a lo largo de las casi cuatro horas que duró la
sesión.
Contradicciones
y también salidas de tono por parte del equipo de gobierno, mostrándose sus
miembros impacientes, molestos e incluso ofendidos por tener que soportar las
preguntas y ruegos de una oposición que, en todo momento, se mostró respetuosa
con ellos, ejerciendo la tarea que les toca hacer, OPOSICIÓN. No es de
entender, pues, la postura “a la defensiva” con que se recibieron las distintas
intervenciones (excepto las del PAL, todo
hay que decirlo) ¿Por qué se
muestran tan nerviosos? Si como tantas veces insistieron a lo largo de la
sesión, solo llevan dos meses gobernando. Pero como gobierno es lo que les toca.
No es mi
intención analizar lo que en dicho pleno ocurrió, salvo en un apartado. Uno que
me preocupa especialmente, porque actitudes como las que el equipo del PP plasma a diario en su hacer y
decir (repetidas en tantas partes de
España y en tantos campos sociales por su gente) contribuyen a la extensión
de una lacra social de la que deberían sentirse responsables, aunque solo sea
por el hecho de mirar hacia otro lado.
Soy
consciente de que lo que voy a decir va a irritar a muchas personas, y que
seguramente no me granjeará demasiadas simpatías. Porque hay ciertas verdades
que duelen. Pero no por ello hay que callárselas. Y yo no voy a hacerlo, pues
cuando un año más, a estas alturas del mismo hemos llegado al asesinato oficialmente
reconocido de 25 mujeres por violencia de género en nuestro país (con la consecuencia de 24 huérfanos menores
de edad), cuando a la mujer se la sigue utilizando como reclamo
publicitario de las cosas y actividades más peregrinas, cuando nuestros
derechos más básicos se ven continuamente menoscabados, cuando se nos trata
como si fuéramos “tontitas” y proliferan tantas y tantas más actitudes
machistas en el día a día, es imposible permanecer callada y seguir adelante
como si la cosa no fuera con nosotras. Porque la vida sigue, y yo no estoy
dispuesta - mirando hacia otro lado -
a contribuir a que mi hija, mi sobrina, todas sus amigas, es decir, toda las
generaciones de jóvenes mujeres que vienen detrás, tengan que seguir
enfrentándose a lo que tantas de nosotras hemos vivido en algún momento de
nuestra vida y seguimos haciéndolo.
En ese
sentido quiero analizar el último pleno astorgano. Un pleno que comenzó con la
solicitud de un minuto de silencio por las asesinadas por violencia de género
de la última semana. La petición para tal acto se le hizo a la Alcaldía tanto
desde el PSOE (que lo realizaba por segunda vez en la actual legislatura) como
desde IU, al coincidir el acto municipal con la concentración organizada, cada luctuoso
martes, desde la Plataforma por la Igualdad.
La petición
fue aceptada, según palabras del Sr. García, actual alcalde de la ciudad, por
ser un acto de justicia ante semejantes hechos. Pero lo que debía ser un minuto
de silencio se quedó reducido aproximadamente a los treinta segundos, aunque tal
vez tenga que comprobar si es que mi
reloj mide el tiempo más lentamente. Tampoco hubiera venido mal que, puesto que
la hora de comienzo del pleno coincidía con el de la convocatoria de la
concentración, nos hubiéramos sumado al minuto de silencio común. Habría sido
un bonito y solidario gesto y habríamos comenzado el pleno un poquito más
tarde, como igualmente se hizo.
Luego vendría
la actitud del concejal de fiestas cuando – también
por parte de ambos partidos, PSOE primero, IU después – se le pidieron
explicaciones sobre el denigrante anuncio taurino del homenaje a la mujer
española y la forma de llevarlo a cabo. El sr. Guzmán (hijo) intentó escurrir el bulto como pudo, aludiendo a que la
responsabilidad era de la empresa organizadora y que ellos solamente se limitaban
a anunciarlo. Pero es que da la casualidad, sr. Javier Guzmán, que el
ayuntamiento es el responsable de las empresas que contrata y de hacer que los
productos o servicios que ofrecen se ajusten a Ley. Y en este caso, tanto
nuestra Constitución como la Ley para la Igualdad efectiva de mujeres y
hombres, ambas en plena vigencia, se ven claramente alteradas por esta
indigna propuesta, que no solamente trata de manera desigual y discriminatoria
a las mujeres frente a los hombres, también a las que no tienen
nacionalidad española frente a las que
sí la tienen. Y eso a pesar de que, si no estoy equivocada y mi percepción de
la realidad no me engaña – y aunque este
equipo de gobierno “parezca” no tenerlo en cuenta -, vivimos en una
sociedad multicultural en la que todos tenemos
(o deberíamos tener) los
mismos derechos como ciudadanos (pero tal
vez tengamos que preguntarle al señor Ortiz que quiso decir cuando se refirió –
en un momento dado de su intervención en el pleno – al concepto de “ciudadano”, no vaya a ser que me haya perdido en la
historia, de la que continuamente presume ser profesor el sr. alcalde, y
hayamos vuelto al concepto restringido de ciudadano griego y/o romano, mundo en
el que efectivamente no alcanzaba cualquiera dicho derecho). Y mientras
surgía el debate, en la bancada popular, tres concejalas calladas como que la
fiesta no fuese con ellas.
Es curioso, y
lamentable, observar como parece molestarle a algunos colgar del ayuntamiento
una pancarta recordando a la población cada nuevo asesinato de violencia de
género (que, en tantas ocasiones, deja
sin madre y desamparados de su cariño y protección a sus hijos e hijas, y
profundamente afectadas a las personas de su entorno más próximo) y hacer
conjuntamente una convocatoria contra la violencia de género, como se venía
haciendo por el anterior equipo de gobierno, y , sin embargo, no tienen ningún
pudor para dar el visto bueno a publicitar bajo su amparo un espectáculo
taurino que utiliza descaradamente a la mujer como reclamo publicitario. A lo mejor
es que como las propuestas de la Plataforma no implican beneficios económicos
para las mujeres no merecen la pena ser apoyadas y publicitadas.
Por si fuera poco, aquí no acaba la cosa. Y es que
durante el desarrollo del pleno, el sr.
Iglesias, concejal de obras y jardines entre otras cosas, una vez más hizo
gala, de una actitud totalmente machista al pretender intentar tomarse a chanza los ruegos y preguntas de una de las
concejalas de la oposición, contestándole en un tono paternalista y burlón que
no suele utilizar con sus oponentes masculinos, y que deja patente su falta de
educación y su calado político. No es el único, algunos miembros más de este
equipo que, por cierto, han presumido del respeto y la educación que iban a
presidir sus actuaciones en todo momento, han venido utilizando este mismo tono
en repetidas ocasiones.
Señores, con
actitudes como éstas, son ustedes los que se denigran. Y denigran a la sociedad
a la que representan, poniendo en evidencia su verdadero sentir frente a la igualdad
entre mujeres y hombres (que sí que
debería ser un valor del siglo XXI), que implica el mismo trato de respeto
sea quien sea su interlocutor. Podemos no estar de acuerdo en los temas a
tratar y en las actitudes a adoptar frente a los mismos. Pero la educación debe
ser condición indispensable. Si el tratamiento recibido en el pleno del pasado
día lo hubiéramos llevado a cabo alguna de las concejalas (claro, se sobreentiende que de la oposición) nos hubieran llamado “arrabaleras”,
en el sentido más peyorativo de la palabra. Pero ¡ufff! se me olvidaba que, aunque el diccionario de
la RAE recoge el término en masculino y femenino, es muy raro oírlo aplicado a
la actuación masculina. Así nos luce el
pelo.
Mercedes
G. Rojo
Concejala del PSOE en Astorga
Agente de Igualdad
Mujer, española y ciudadana del mundo.