lunes, 15 de febrero de 2016

ESPACIOS DE UN ALMA INQUIETA. Exposición fotográfica de Chayo Roig Saurí.

Últimamente estoy disfrutando viéndome rodeada de tantas amigas y amigos que crean, en los diversos campos del arte. Ahora tengo mucho más tiempo para disfrutar de su obra y de su amistad mucho más distendidamente. 
Y en estos momentos le toca el turno a Chayo Roig Saurí. Muchas personas han venido disfrutando durante estos años de su pasión por la danza, con la que nos ha hecho pasar tan buenos momentos. Pero lo de la fotografía, lo tenía un poquito más escondido. 
Por fin hemos conseguido convencerla y en días tendremos una muestra de su arte para disfrute de nuestros ojos, bajo el sugerente título de "Espacios de un Alma Inquieta".
Tiene una visión muy particular de la fotografía, y un enorme arte para verse a sí misma dentro de los paisajes y las escenas. Con ello la dificultad es aún mayor. Pero os puedo asegurar que la magia que logra encerrar en sus fotos nos lleva a otros mundos, en los que tal vez nos gustaría estar también.

En marzo nos mostrará una pequeña selección de algunas de esas artísticas imágenes. En concreto del 3 al 31 de marzo, en el Café Ékole de León (Pza. Torres de Omaña)

La inauguaración será ese primer jueves de mes, a las 20'30 horas y lo hará acompañada de dos poetas invitados que la acompañarán dentro de una nueva edición de "L'ekole poètique", Nuria Antón e Ignacio Fernández. 

Yo, desde luego, ¡no pienso perdérmelo!

"Bajo las aguas", un relato de Mercedes G. Rojo para Versos a Oliegos, 2015.

Fue una tarde de agosto del pasado año cuando, un vez más bajo la convocatoria de "Versos a Oliegos, 2015", toda una serie de escritores  se reunieron  en la plaza de Sueros de Cepeda para recordar con sus versos y sus relatos, la desaparición de un pueblo bajo las aguas del embalse. Uno más de los embalses que durante años se hicieron en España erradicando a tanta gente de sus casas y sus tierras. 

Fui invitada y respondí a la respuesta. Lo hice con el relato titulado "Bajo las aguas", que comienza a partir de la pág. 68 del libro al que hago referencia, tras una pequeña introducción, pues esta narración no había sido escrita específicamente pensando en el embalse de Villameca y en el pueblo de Oliegos, pero sí que , por su temática, se adapta perfectamente. 
Este mismo relato, fue finalista, entre otros certámenes literarios,  en el 25º Premio de relatos "Diario de León", y por tanto publicado en el suplemento "Filandón", el 30 de mayo de 2010. 

Dejo aquí la introducción a la edición de Versos a Oliegos. El relato en sí, tendréis que buscarlo en el libro Sueros de Cepeda: lugar entre dos aguas (Versos a Oliegos 2015)
Editado en 2015. 

Bajo las aguas (introducción al relato) 

Yo no he conocido ninguno de los pueblos que a lo largo de nuestra geografía, por un motivo u otro, han quedado sepultados bajo las aguas. pero sí he recorrido diferentes parajes en lo que esto había ocurrido. 
Aún recuerdo, de mis muchas tardes de baño en el embalse de Villameca, cuando avanzaba el verano, cómo iba quedando al descubierto la espadaña de la iglesia, cerca de la presa. y cómo, de vez en cuando, alguien desgranaba una leyneda en torno a la noche de San Juan y el toque de campanas, que luego he escuchado también referido a otros lugaeres, Este tipo de situaciones, como pequeñas Atrlántidas sumergidas bajo las aguas, siempre despertaron en mí una cierta curiosidad, hasta el punto de que, cuando tuve oportunidad, pasée por los restos de uno de estos pueblos que quedó al descubierto al ser vaciado completamente el embalse para proceder a un arreglo en la presa. 
El silencio que se respiraba entre aquellos muros derruidos, mientras del limo del suelo parecía agarrarse a los pies para siempre , era abrumador. Vi a gente observando desde las orillas, con silenciosas lágruimas corriendo por sus mejillas, la boca crispada, fruncido el entrecejo, los puños apretados. Y me pregunté - porque no me atreví a preguntárselo a ellos - qué estaria pasando por su cabeza al verz aquellos despojos de un pasado del que, seguro, guardarían especialmente los más bellos momentos. 
Fruto de auql paseo surgió tiempo después este relato, que he creído oportuno compartir en este libro, dadas las circunstancias que este encuentro literario rememora. 


Llegado el día del encuentro de Versos a Oliegos, decidí, por consejo de algún amigo, no leer el relato porque - dada la cantidad de participantes que había -  resultaba un poco largo para su lectura en alto. No me pareció oportuno seleccionar un fragmento para ello. Y una noche de luna llena, rememorando el fulgor de las aguas bajo su claridad, me surgió otro, mas breve, "Noche de San Juan" que fue el que finalmente leí.  Dicho relato  podréis encontrarlo en mi nuevo libro "Días impares", editado por LazpizCero ediciones. 

"Noche de terror en el Molino". Nueva cena-filandón en el Restaurante El Reguero Moro.

¿Cuáles son esas cosas que nos producen terror? ¿Cómo se transforman en relatos que nos pongan la piel de gallina? 
Nuestros miedos, nuestros temores, transformados en relatos capaces de inquietar al más pintado, es precisamente el tema elegido para este nuevo encuentro de cenas- filandones auspiciadas por  Xavier Cuadras Rguez. en su restaurante El Reguero Moro , que - si no he predido la cuenta - va por su quinta edición (la cuarta para mí). 
Como viene ocurriendo año tras año, el 26 de febrero tendrá lugar, un año más,  en este emblemático lugar una cena - filandón que este año reunirá a sus comensales en torno a los terrorificos relatos de Manuela Bodas, Mercedes G. Rojo, Nuria Antón Airún, Jesús Quintano,  Fernando Montes Pazos y Felipe Piñeiro, además de los míos propios. 
La música correrá a cargo del grupo L'Arcu la Vieya y, por supuesto, el terrorífico menú es responsabilidad de Xavier Cuadras, a quien no podemos dejar de agradecerle su permanente apoyo tanto a la cultura en general como a la leonesa en particular. 
He de reconocer que creía que los cuentos de terror no eran lo mía. Al menos no lo había intentado nunca. Y ahora me encuentro en la texitura de encontrarme con dos entre las manos sin saber muy bien por cual decidirme. Así que, según se vaya desarrollando la noche, igual decido acudir a los propios comensales para que sean sus manitas los que elijan entre uno y otro. En todo caso, espero estar a la altura de las circunstancias. 

Si ya habéis participado otros años en esta actividad no puedes perderte la edición de este año. Y si no la conoces no puedes dejar  pasar este momento sin  hacerlo. 
¡Coooorrre, qué te quedas sin plaaaaaza!

miércoles, 10 de febrero de 2016

DÍAS IMPARES.El momento se acerca



Luismi con su viola de gamba en una foto de Chayo Roig
La cuenta atrás ya ha comenzado. Cada vez quedan menos días para que esta selección de algunos de mis  poemas  y relatos vean por fín la luz en era colección.
¿Qué por qué "Días impares"? Tendréis que acudir a la presentación para descubrirlo. Mientras tanto ya estamos ultimando los detalles finales de ese día y Luis Miguel Sanz Mayo,  nuestro particular maestro de viola de gamba, ya me ha dicho que tiene escogido el repertorio con el que nos va a acompañar. Gracias Luismi, estoy deseando escucharlo. Será un acierto, como siempre.
Mientras tanto, os dejó un aperitivo de versos, para abrir boca.


                    Camino. 
                    No sé si es mi propio tiempo 
                    el que avanza conmigo 
                    O es el que dejé. 
                   Tal vez sea sólo el que me espera.

martes, 2 de febrero de 2016

HOY TOCA REFLEXIÓN.



UNA REFLEXIÓN CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA TRAS EL DÍA DE LA NO VIOLENCIA.  Por Mercedes G. Rojo.


En un balcón del Palacio de los Guzmanes
1 de febrero de 2016. Una vez más acudo a la concentración de los “Lunes sin sol” convocado en León cada vez que una o más mujeres son asesinadas por violencia de género. Ya no me llegan los dedos de ambas manos para contar el número de convocatorias que se han sucedido en las últimas semanas, sin mediar una sola de tregua.
La concentración se realiza en un emblemático lugar de la capital leonesa, justo delante del Edificio Botines, flanqueada por una pancarta colgada en uno de los balcones del Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación, en la que se recoge el número de asesinadas durante lo que va de año. De frente se ve también, claramente, la que, colgando del edificio del antiguo consistorio, recuerda el número de asesinadas en los últimos años. Dos edificios públicos y artísticamente emblemáticos que forman parte del León monumental visitado por todos los turistas y cuantas personas recorren León.
Convocada cada lunes por uno de los grupos que forman la Plataforma “Lunes sin sol”, este lunes el manifiesto ha estado leído por un hombre que, tras el consiguiente minuto de silencio, ha hablado de otra madre, hija, hermana, amiga…, que ha sido asesinada por el afán posesivo de quien se cree con el derecho de juzgarla y manipularla. Un hombre. Y lo hacía otro hombre que hablaba en nombre de muchos otros así como de las mujeres a las que representaba.
Este martes, también Astorga tendrá un recuerdo para la última asesinada por violencia de género. Una mujer de 46 años, a quien se le arrebató su vida no muy lejos de aquí, en Avilés. Una vez más un reducido grupo de personas (me temo) nos reuniremos ante nuestro ayuntamiento para guardar un minuto de silencio por ella y leer un manifiesto contra un hecho que la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) definió ya en 1996 como “un problema de salud pública de primera magnitud, con repercusiones jurídicas”. Pero en el caso de nuestro municipio nada recuerda oficialmente, al resto de la sociedad como sí hacen otras entidades públicas, cuántas mujeres han sido masacradas por esta lacra. Su recuerdo parece no merecer poder estropear la foto de nuestra emblemática “Casa de todos”, aunque  sea por unas horas. Así mismo, parece no merecer tampoco que ningún representante de los grupos políticos que actualmente gobiernan nuestra ciudad (y que apenas hace dos meses presentaban y aprobaban una moción contra todo tipo de violencias) gasten ni siquiera cinco minutos de su tiempo en hacerse presentes, al menos  en nombre de la ciudadanía a la que representan, para rechazar de plano este tipo de actuaciones.
En el antiguo Consistorio de la conocida Plaza de las Palomas.
Mientras esto sucede, queda también atrás el 30 de enero, en el que los colegios españoles celebraban el Día Escolar por la no Violencia. Pasando su víspera  por delante de algunos de esos centros (este año el día caía en sábado, día no lectivo), pude comprobar cómo el alumnado realizaba diferentes actos en sus patios. Al escucharles no pude menos de preguntarme qué sociedad estamos mostrando a nuestra infancia, a nuestra juventud, en la que la falta de respeto a las mujeres sigue quedando patente en la cotidiana forma de actuar de gran parte de nuestra clase política, de profesionales de la prensa e, incluso, de quienes se suponen tienen en sus manos su educación y su futuro. Los ejemplos en la forma de actuar son, muchas veces, lamentables.
Observo, y siento pena de ver como hemos tirado por la borda el esfuerzo de tantos años por construir un mundo más justo para todos. Y para todas. Porque también el uso del lenguaje es “excluyente”. Y si no que se lo pregunten a quienes, en alguna clase de Educación Infantil (con niños y niñas de 3 a 6 años, con sospechas mínimas de ser partidistas en asuntos como éste) han sido testigos de la reacción de las niñas  ante el comentario “inocente” de la maestra (tal vez también de los pocos maestros que dan clase en esta franja de edad). “A ver, niños, podéis salir al patio”. Y el ahora sí inocente comentario de una niña preguntando “Seño, ¿y las niñas qué hacemos?”. Con comentarios como éstos queda claro que nuestra gente más menuda que no entiende aún más que de evidencias, se siente excluida del masculino genérico, que no es más que un convencionalismo impuesto en la lengua con la aparición de la Real Academia de la Lengua.
Si desear un futuro más justo para mi hija y todas las hijas del mundo, en el que no tengan que demostrar dos veces lo que valen por el hecho de ser mujeres;  en el que puedan expresarse libremente y su opinión tenga la misma validez que la de los hombres que caminan junto a ellas; en el que no se las juzgue por su físico ni por su forma de vestir, si no por su valía; … es ser feminista, ¡sí, lo soy!
Si luchar porque existan recursos para aplicar una Ley que busca proteger a las mujeres y a sus hijos e hijas de la sistemática violencia de los hombres que durante siglos han ejercido sobre ellas no solo la violencia sino la humillación en sus más variadas y denigrantes formas, es ser feminista, ¡sí, lo soy!
Si defender que se actualice el lenguaje de forma menos excluyente, porque así lo demanda la sociedad en la que vivimos, en el marco de una lengua que está viva y que actualiza términos y conceptos en función del uso, es ser feminista ¡sí, lo soy!
Si visibilizar el trabajo que durante siglos han realizado las mujeres y los logros que han permitido avanzar a las sociedades de todos los tiempos, para que nuestras niñas y nuestras jóvenes tengan modelos en los que mirarse más allá de los que les impone una sociedad que juega con su imagen, es ser feminista ¡sí, lo soy!
La única pancarta que ha lucido el Ayuntamiento de Astorga en 8 meses.  Ésta no estorba para la foto.
Y para aquellos “navegantes” que siguen pensando que ser feminista es odiar a los hombres y obviar todo lo que día a día aportan a la sociedad (en su condición de personas), les sugiero que miren un poco más allá de sus narices y que se informen bien y sin prejuicios. Porque nada más lejos de la realidad. Entre otras cosas el feminismo (al menos el verdadero) construye, mientras el machismo destruye. El primero parte de un camino para andar juntos y en igual de condiciones, mientras que el segundo parte de la superioridad del “macho” sobre la mujer. El feminismo es valiente; el machismo, cobarde.
Puede que haya quien, entre manifestaciones arbitrarias y contenida rabia, se ofenda cuando alguien le insinúa que muestra actitudes machistas. Yo, se lo aseguro, no me siento ofendida si,  en mi lucha por tratar de conseguir un mundo mejor y más igualitario para cuantas personas conforman esta sociedad en la que vivimos, alguien me llama “feminista”. Antes al contrario, me siento orgullosa de que sean conscientes del trabajo que estoy realizando  para conseguir que esta circunstancia sea realidad y no utopía. Por otro lado, y ya para concluir, recordar también lo que dice uno de nuestros refranes más sabios, y es que  “no ofende el que quiere, sino el que puede”.