León. A las 8'00 a.m del 03/01/2011. Tras la niebla, se oculta la catedral. |
Una de las peores sensaciones que llevo de estos inviernos de León es la niebla. Entre mis recuerdos infantiles, el de la niebla tiene escasa presencia. No recuerdo que en los largos días invernales en Astorga, esta apareciese muy a menudo. Al contrario, recuerdo días muy fríos pero soleados, con ese color blanquecino que las bajas temperaturas le confieren al sol, y los chupiteles de hielo colgando de las cornisas de las casas, dejando escapar pequeñas gotas cuando ese sol invernal acariciaba su fría y cristalina superficie. Y la niebla, solo como una excepción en algunos de esos días.
Fue luego, cuando me vine a estudiar a León, cuando este fenómeno se me hizo un poco más patente, pero tampoco demasiado. O al menos no lo suficiente para que me acostumbrase a ella. Pero en los últimos años nos está visitando demasiado repetidamente. Al menos para mi gusto.
Hoy me he levantado y, al mirar por la ventana, no he podido siquiera adivinar la silueta de la catedral tras los tejados. Está ahí, sé que está ahí porque la veo cada día, a cada hora, mostrándome la belleza de las piedras antiguas sobre la anodina visión de tejas, antenas y chimeneas. Pero es como si los maléficos duendes del invierno se la hubiesen llevado para siempre.
Entonces he recordado una tarde en que conducía volviendo a casa cuando me sentí repentinamente engullida por una espesa e inquietante niebla, dando lugar a un pequeño poema que hoy quiero rescatar y compartir desde este espacio, mientras espero que a lo largo del día se haga la claridad y los duendes del tiempo me devuelvan de nuevo la visión de la catedral que a estas horas aún me niegan.
NIEBLA.
Tragada por el vientre
vacío de la niebla,
me hundo hacia la NADA
mientras la NADA me rodea.
Ni luz, ni claridad siquiera...
En ella no hay NADA.
NADA siento.
Y el vacío me inunda,
como si verdaderamente en el mundo
no hubiera... NADA.
Me ha gustado tu reflexión sobre la niebla aunque discrepo contigo ya que la niebla para mi son recuerdos de infancia y un sabor a chocolate y pan.
ResponderEliminarMe gusta tu blog y tus poesias y espero que compartas ese escrito del sur.
Me gusta tu reflexión sobre la niebla aunque discrepo contigo ya que para mi la niebla me trae recuerdos de infancia y sabor a chocolate y pan.
ResponderEliminarMe gusta tu blog y tu poesia, espero que compartas ese escrito sobre el sur.