Por fin un nuevo nombre de mujer ha llegado a engrosar el abundante listado que, desde 1975, forma la relación del prestigioso Premio Cervantes de las Letras Hispanas, el más importante de los premios literarios en lengua española. Fue el pasado 24 de noviembre. Ana María Matute consiguió, por fin, hacerse con el galardón en un día para mí muy significativo, pues me encontraba inmersa en las actividades programadas en torno al Día contra la Violencia de Género, que se conmemoraba al día siguiente, 25 de noviembre. Podéis pensar que qué tiene que ver una cosa con otra. Para mí mucho, porque uno de los contenidos que me encuentro trabajando con la gente más joven, a efectos de prevención en el tema, es precisamente el de la visibilización de las mujeres. Entre ellas, las escritoras, claro está. Buceando en los diversos aspectos históricos de nuestra evolución social, es curioso observar como, durante tantos años, tantos siglos, han conseguido esconderse infinidad de nombres femeninos que han formado parte de la historia de la creación, en sus diversas ramas, aunque afortunadamente, pero todavía de forma lenta e irregular, comienzan poco a poco a aflorar. Porque estar, han estado siempre ahí. Incluso muchas más de las que dejaron sus nombres escritos en alguno de esos puntos de la historia.
El caso de Ana María Matute ha estado a punto de convertirse en uno de esos tantos casos silenciados. Dedicada a la escritura desde su juventud (escribiría con tan solo 17 años su "Pequeño teatro" que se alzaría con el premio Planeta años más tarde, en 1954) ha estado bien cerca de perder definitivamente la posibilidad de este galardón tras haber sido nominada para el mismo en repetidas ocasiones a lo largo de los últimos años. Y es que, a sus 85 años y con una salud muy frágil que la tiene a menudo recluída en casa (aunque no inactiva, pues su último libro ha visto la luz este mismo año) si su candidatura hubiera sido desestimada un año más, quizá hubiera sido ésta su última oportunidad, pues este premio no puede ser concedido a título póstumo, y el año que viene le toca el galardón a un nombre hispanoamericano.
Aunque este premio puede que no tenga el alcance mediático de otros, tal vez de carácter más comercial, todo el mundo sabe que es uno de los galardones literarios de más trascendencia internacional. Sin embargo, en esta ocasión, su repercusión ha sido bastante limitada. Hablando con diversos compañeros y compañeras me he dado cuenta de que ha sido relativamente muy poca gente la que se ha enterado de dicha nominación. Y es que yo creo que los medios han informado de ello muy someramente. Incluso yo misma me enteré de la noticia casi por casualidad. "Será que no le dan bombo y platillo hasta que se haga entrega oficial el día 23 de abril (Día del Libro)", me han dicho algunas de las personas que trabajan conmigo. Decidme que es deformación profesional, pero yo estoy segura de que no son esos los motivos y que si, una vez más, hubiera sido un hombre el galardonado, se hubiese informado mucho más sobre tal circunstancia. Ya veremos si no tengo razón y es verdad que con la entrega efectiva del premio los medios se vuelcan para informar adecuadamente del hecho.
Consideraciones informativas aparte, he de decir que su obra ha estado presente en algunas de las actividades que he fomentado sobre literatura escrita por mujeres, con diversos colectivos, lo que me hace alegrarme aún más del premio. No solo hemos hablado de su persona y de su trayectoria, sino que algunos de sus relatos se han leído en veladas literarias organizadas, por ejemplo, con la Asociación de Viudas, en concreto. Se trataba de textos escogidos por la carga social que encerraban, muestra de la realidad de una época. pero cuyo contenido más profundo podría ser fácilmente trasladado a algunas de las situaciones que se siguen viviento hoy en día. Matute, ha sido siempre una mujer luchadora cuyas obras han llegado, en ocasiones, a levantar ampollas como lo destaca el hecho de que en alguna de ellas haya llegado a ser retirada por la censuta.
No quiero terminar esta reflexión sin hacer mención de nuevo a la juventud con la que comenzó a escribir, aliento para jóvenes como las que ganaron, el pasado mes de noviembre, el primer concurso de relatos de Astorga "Jóvenes por la Igualdad Efectiva". A sus diecinueve años, Ana María Matute ya comenzó a publicar sus primeros relatos en la prestigiosa revista literaria del momento "Destino" (corrían los años 40) logrando poco después (en 1948) quedar finalista del por entonces ya prestigioso Premio Nadal. Además de obtener desde entonces prestigiosos galardones literarios, Ana María Matute ha sido también la segunda mujer en acceder a la Real Academía de la lengua española (R.A.E.), cosa que haría en 1996, tras Carmen Conde. Este año ha estado también nominada al Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Ojalá que con este nuevo reconocimiento se rompa el aislamiento en que ese tiene al mundo de la creación femenina tiene con respecto a Premios tan importantes como este, fundamentalmente por lo que estos suponen de paso hacia la visibilización general de tantas creadoras que, según grandes expertos en el mundo literario, copan el panorama real de la creación literaria y la publicación en España.
Enhorabuena en particular a Ana María Matute por el merecido galardón a la obra de toda una vida, y a las mujeres por lo que nos toca de esperanza hacia futuros reconocimientos de la labor creadora que muchas están llevando a cabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario