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jueves, 30 de agosto de 2018

Un año más mis versos en VERSOS A OLIEGOS, una cita cultural que alcanza su mayoría de edad en la provincia.

El pasado 19 de agosto, más de trescientas personas se dieron cita un año más en torno a un evento literario que ya va por su décimo octava edición. Lo que comenzó siendo un encuentro de amigos para recordar una parte perdida de la historia de una hermosa comarca, el pueblo de Oliegos, se ha convertido hoy en una de las citas estivales que convoca a un nutrido número de asistentes de dentro y fuera de la comarca, pero siempre unidos a ellos por diferentes tipos de lazos, alrededor de la palabra y la música. Palabra perteneciente a cerca de una cincuentena de escritores que a ella rinde culto, desde lo profesional o desde la afición, pero siempre con el calor y el amor que esta tierra se merece. Música que despierta los sones encerrados en la memoria de la tierra, de la tradición, de la compañía en la que que se inspira y en la que crece. 
 Este año, una vez más, tuve ocasión de participar del homenaje, con mi texto y con mi voz, junto a buenos amigos como Rogelio Blanco, Tomás Álvarez, Victorina Alonso, Abel Aparicio, Ricardo Magaz, Ignacio Redondo,  Ángel Fco. Casado o Mónica Calvo con los que he compartido tantos momentos, y otros muchos colaboradores de este evento.
El lugar en el que pudimos compartir nuestro verso fue en esta ocasión la localidad de Zacos, a la sombra de una magnífica iglesia que nos trae el recuerdo de mejores tiempos y bajo el amparo de la espiritual presencia de su  más insigne voz, la del poeta Eugenio de Nora, insuficientemente conocido, como tantas cosas nuestras. De tal modo que el peso de la responsabilidad era este año aún mayor si cabe que en ocasiones anteriores. 

Mientras el acto se llevaba a cabo, un equipo de profesionales llevaba a cabo la grabación de un documento gráfico sobre este evento que cumple este año su mayoría de edad; para ello se nos entrevistó a quienes acudimos ese día a compartir nuestros escritos con el público asistentes sobre diversos aspectos sobre el mismo y sobre la comarca que lo acoge. Apunto dos de las preguntas que me tocaron en suerte por si a alguien le sirven de aliciente para conocer y disfrutar de una magnífica comarca, insuficientemente conocida: Una imagen ligada a la misma:  una noche junto al embalse de Villameca, al que se sacrificó el pueblo de Oliegos, iluminado por una inmensa luna llena (y es que a veces también en la destrucción habita la belleza).Y el olor al que uno La Cepeda: el olor a cereal recién segado (que este año, con el retraso sufrido con las últimas lluvias, aún podemos disfrutar en estos días. Os dejo algunas fotos de lo concurrido que resultó el acto en cuya organización tuvo especial relevancia el papel de la Asociación cultural Rey Ordoño I, que tanto se preocupa por la salvaguarda de la cultura en estas tierras. 



Y tras estas imágenes os dejo a continuación el poema con el que este año contribuí  a este encuentro, recogido en el libro Orgullo de nuestra tierra y que se hace eco del inevitable abandono que sufren nuestras zonas rurales. 


lunes, 15 de febrero de 2016

"Bajo las aguas", un relato de Mercedes G. Rojo para Versos a Oliegos, 2015.

Fue una tarde de agosto del pasado año cuando, un vez más bajo la convocatoria de "Versos a Oliegos, 2015", toda una serie de escritores  se reunieron  en la plaza de Sueros de Cepeda para recordar con sus versos y sus relatos, la desaparición de un pueblo bajo las aguas del embalse. Uno más de los embalses que durante años se hicieron en España erradicando a tanta gente de sus casas y sus tierras. 

Fui invitada y respondí a la respuesta. Lo hice con el relato titulado "Bajo las aguas", que comienza a partir de la pág. 68 del libro al que hago referencia, tras una pequeña introducción, pues esta narración no había sido escrita específicamente pensando en el embalse de Villameca y en el pueblo de Oliegos, pero sí que , por su temática, se adapta perfectamente. 
Este mismo relato, fue finalista, entre otros certámenes literarios,  en el 25º Premio de relatos "Diario de León", y por tanto publicado en el suplemento "Filandón", el 30 de mayo de 2010. 

Dejo aquí la introducción a la edición de Versos a Oliegos. El relato en sí, tendréis que buscarlo en el libro Sueros de Cepeda: lugar entre dos aguas (Versos a Oliegos 2015)
Editado en 2015. 

Bajo las aguas (introducción al relato) 

Yo no he conocido ninguno de los pueblos que a lo largo de nuestra geografía, por un motivo u otro, han quedado sepultados bajo las aguas. pero sí he recorrido diferentes parajes en lo que esto había ocurrido. 
Aún recuerdo, de mis muchas tardes de baño en el embalse de Villameca, cuando avanzaba el verano, cómo iba quedando al descubierto la espadaña de la iglesia, cerca de la presa. y cómo, de vez en cuando, alguien desgranaba una leyneda en torno a la noche de San Juan y el toque de campanas, que luego he escuchado también referido a otros lugaeres, Este tipo de situaciones, como pequeñas Atrlántidas sumergidas bajo las aguas, siempre despertaron en mí una cierta curiosidad, hasta el punto de que, cuando tuve oportunidad, pasée por los restos de uno de estos pueblos que quedó al descubierto al ser vaciado completamente el embalse para proceder a un arreglo en la presa. 
El silencio que se respiraba entre aquellos muros derruidos, mientras del limo del suelo parecía agarrarse a los pies para siempre , era abrumador. Vi a gente observando desde las orillas, con silenciosas lágruimas corriendo por sus mejillas, la boca crispada, fruncido el entrecejo, los puños apretados. Y me pregunté - porque no me atreví a preguntárselo a ellos - qué estaria pasando por su cabeza al verz aquellos despojos de un pasado del que, seguro, guardarían especialmente los más bellos momentos. 
Fruto de auql paseo surgió tiempo después este relato, que he creído oportuno compartir en este libro, dadas las circunstancias que este encuentro literario rememora. 


Llegado el día del encuentro de Versos a Oliegos, decidí, por consejo de algún amigo, no leer el relato porque - dada la cantidad de participantes que había -  resultaba un poco largo para su lectura en alto. No me pareció oportuno seleccionar un fragmento para ello. Y una noche de luna llena, rememorando el fulgor de las aguas bajo su claridad, me surgió otro, mas breve, "Noche de San Juan" que fue el que finalmente leí.  Dicho relato  podréis encontrarlo en mi nuevo libro "Días impares", editado por LazpizCero ediciones.