domingo, 29 de noviembre de 2015

Poesía de Manuela Bodas y Mercedes G. Rojo para una nueva sesión de "L'ekole poetique". Jueves 3 de diciembre.

El próximo jueves, 3 de diciembre, compartiré velada literaria en León con una buena amiga y magnífica escritora, Manuela Bodas. Gracias al buen hacer y la confianza que Nuria Antón, fundamental organizadora del evento, Manuela y yo entrelazaremos versos y sorpresas literarias en la cultural cita  mensual que, desde hace algún tiempo se produce en el Café Ékole de León, bajo el atractivo nombre de L'ekole poetique. De fondo, la exposición fotográfica de Robert Legray que, bajo el título de "Mujer, te he sentido", se inaugura ese mismo día. 
Será una entretenida velada literaria que nos encantaría compartir con nuestros amigos y amigas. Así que os esperamos. 
Leeremos nuestros versos, algunos microrrelatos y estamos preparando una sorpresa muy especial que queremos compartir ese día.

OS ESPERAMOS.

 No os retraseis. Comenzaremos con puntualidad.

domingo, 22 de noviembre de 2015

CÍRCULOS. UN POEMA CON MOTIVO DE LA ÚLTIMA EXPOSICIÓN DE CHARO ACERA.

Ya ha pasado una semana desde que Charo Acera inaugurase su exposición en el Café Galería, de la calle Colón de León. Por un ratito, pudimos acompañarla en tal momento, charlar con otros amigos y amigas y, sobre todo, disfrutar de nuevo de su arte.
Son ya varios años de amistad y siempre un placer conocer lo que hace y disfrutarlo.
De esa visita, que recomiendo a todo el mundo, surgió un poema que, como no puede ser de otra manera, me gustaría dedicarle.

Charo ¡Va por ti!



CÍRCULOS


Círculos.
Sujetas en tus manos
antiguas redondeces,
mundos inventados teñidos
de púrpura.

Es redondo el mundo que habitas
y redondos los mundos que imaginas,
mundos escondidos en lunas plateadas,
en soles teñidos con el oro bruñido
de tus pinceles.
Los sujetas con las manos,
apoyas en ellos la fuerza de tu cuerpo,
la fuerza de toda tu expresión
transmitida a través de un único dedo.
O sujeta en el cuenco de unas manos.

Y esos mundos circulares
tejen en texturas infinitas
mundos que se escriben entre espirales,
que se enredan entre líneas discontinuas,
entre las arrugas tejidas sobre el papel
por las tintas de tu arte.

(Mercedes G. Rojo. León, 15. 11-2015)



viernes, 6 de noviembre de 2015

POR UNAS HORAS. Un poema dedicado a todas las personas que sufren Alzheimer y a quienes dedican su tiempo a atenderles en su enfermedad.



En la tarde del día 5 de noviembre, una nueva edición de L'ékole poetique, coordinada una vez más por Nuria Antón, abría sus puertas a una exposición para dar a conocer la labor de las Asociaciones de Alzhéimer. El artista invitado, Luis Artigue, que llenó la tarde de grandiosos versos. Y para finalizar un espacio de micro abierto en el que tuve la osadía de compartir con todos los presentes unos versos improvisados esa misma tarde para ellos, para su labor inmensa, para su dedicación y para su infinita paciencia con las personas que sufren este terrible mal que supone el olvido incluso  de las personas más cercanas a ellas. 

POR UNAS HORAS. 

En esta tarde de lluvia
he venido a verte.
y no me reconoces.
Cojo tus manos mientras te llamo
“abuela”.
Y tú me miras extrañada
preguntando mi nombre,
empujándome mientras me apartas.
Me armo de paciencia
y comienzo de nuevo el proceso
diciendo otra vez  mi nombre
como si de verdad fuera un desconocido.
Vuelvo a coger tus manos entre mis manos
y las llevo hasta mis labios.
Luego, me acerco para depositar un beso
en tu mejilla.

Y tú te sueltas
para sujetar mi rostro entre los dedos
que también enredas en mi pelo.
Y me miras a los ojos.
Y me estremezco viendo
como se nubla con un velo de lágrimas
tu mirada.
Y escucho salir un nombre de tu garganta,
un nombre
que no es mi nombre
sino el nombre de mi abuelo.

 
Y, entonces, también mis ojos
se llenan de lágrimas.
Y te levanto de la silla para abrazarte,
y susurrar tu nombre
mientras tarareo en tu oído
vuestra canción favorita.
Y me deslizo por la sala
contigo entre mis brazos.
Y veo como sonríes dejándote llevar
y eres feliz por un momento.

Cuando llega la hora de la despedida,
 vuelves a mirarme con extrañeza.
Me preguntas quién soy
mientras se extravía de nuevo tu mirada.
Pero, a pesar de la ausencia de tu mente,
me voy tranquilo.
Porque sé que por unas horas
encerrado en el recuerdo de mi abuelo
he podido hacerte feliz entre mis brazos.