sábado, 17 de octubre de 2015

ABRAZANDO ÁRBOLES CON MIS VERSOS.

Hoy me he encontrado con una noticia que me ha llamado la atención, quizá porque venía a recoger aspectos que yo he sentido muchas veces en los parajes del Castrillo de mi infancia. Allí, algunas encinas y paleras tienen esa magia que te hace sentir, en muchos momentos, de una manera especial. No en vano mi blog lleva este nombre por algo. 
A mí particularmente, me libera sentarme bajo un árbol, con mi espalda apoyada en su tronco y leer, o dejar que las inspiración llegue a mi cuaderno. o apoyar mi cabeza sobre él y pensar, incluso dejar mi mente en blanco por un rato. 
En cualquier caso, es algo que llevo practicando desde niña. 

No soy la única. Hace muy poco tiempo, una buena amiga, procedente de otros lugares, me dijo que nunca le había enseñado esos árboles tan maravillosos a los que sintió la necesidad de abrazar. Eran las paleras de Castrillo de los Polvazares. Comprendí entonces que su magia iba más allá del hecho de lo que yo pudiera sentir por haberme criado entre ellos,
Por eso, tras la lectura de esta noticia, me apetece comenzar este día que se ha levantado profundamente gris y otoñal, con algunas de las líneas y versos que me han inspirado los árboles de mi infancia, a cuya sombra sigo acudiendo muchas veces, para recargarme de esa energía positiva que a mí me funciona.
Este primero es posible que a alguien le suene, porque recibió el 2º premio en el concurso de Poesía "Voces de Mujer", de Astroga, en el 2008.

En Castrillo de los Polvazares, los árboles te abrazan por doquier. Foto MGR

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Te he soñado bajo la encina centenaria de mi infancia,
subiendo al cielo en el arcaico columpio
que colgaba de sus poderosos brazos enramados,
aquel que alimentó mis sueños infantiles,
aquel que  meció  ensoñaciones de inquieta adolescente.

Hubiera compartido hoy contigo,
bajo la sombra acogedora de sus ramas,
las historias encerradas en las nubes que pasaban deslizándose
sobre ella, empujadas por los vientos más crepusculares.

Pero un día llevaron de mi vida su presencia.
Talaron de mi infancia  su tronco protector, sus ramas amigas,
dejando en mí un hondo vacío  tan sólo lleno en mi recuerdo.
En su lugar apenas un tocón a ras de suelo,
la ausencia del viento, perdidos sus silbos con sus hojas,
el silencio impuesto al canto de las aves que anidaban entre ellas.


No supe más de su follaje,
de la vida y los misterios que su arrugada corteza escondían.
Y hasta el cielo me pareció entonces más desnudo,
más desarrapados  los jirones de las nubes,
más descarnado el soplo de los vientos...

Y cuando al paso de los años vino tu infancia a sustituir  la mía
volví  a aquel lugar queriendo ofrecer
a tus ojos y a tus juegos la misma encina.
Pero de ella ya sólo puedo entregarte mis recuerdos,
los cuentos inventados  a la sombra de sus hojas,
los poemas entretejidos con el arrullo del viento entre sus ramas
Aunque  aún  la siento ahí, siempre grande y misteriosa,
mientras buscamos juntas otro árbol,
otra encina, que llene tu infancia y tu vida
con la felicidad y el sosiego que yo sentí bajo la mía.


LA NOTICIA:

Abrazar árboles. Rev. MUY INTERESANTE. 

OTROS TEXTOS INCLUIDOS EN EL BLOG:

EN AUSENCIA DEL CUCO. Relato
ENTREPALERAS. Poema

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