en el estío prematuro
de una tarde aún de primavera.
Sentada bajo la vieja palera,
con los pies desnudos
a la misma brisa que sus hojas acaricia,
cierro los ojos
y escucho el trino de las aves
amortiguado por el persistente chirriar
de las cigarras.
De vez en cuando
un goterón se desliza entre las ramas,
sobre mi piel semidesnuda,
“lágrima” de viejos árboles
que erguidos mantienen
aún su tronco hueco,
carcomido,
quemado incluso por el rayo.
Se llena el aire del polen de los chopos,
en el mismo lugar donde, en mi infancia,
sólo se levantaba la imponente figura
de paleras centenarias,
custodiadas bien de cerca
por el aroma dulzón de las acacias.
Entrepaleras lo llamaban.
...
Hoy la fuente-aljibe se encuentra descuidada
y la arena cubre la pradera…
Hoy los árboles parecen solitarios
y entres sus ramas no esconden ya
juveniles risas ni secretos ..
Quedan hoy pocas paleras,
pero alguna de ella
desafía aún el paso del tiempo
enredando entre sus ramas los recuerdos.
Enhorabuena, guapa, me alegro que por fin esto esté en marcha, suerte, te leeremos con asiduidad, un abrazo. Luego te añado a mi blog. un besazo Charo Acera.
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