A veces jugar con el lenguaje nos produce sorpresas inesperadas. Estos dos microrrelatos son la consecuencia de uno de esos juegos.
CONCIERTOS NAVIDEÑOS
Completó la decoración de la casa colocando el pesebre en el lugar de honor que siempre se le reservaba. Y luego lo llenó todo de flores, de flores blancas, y amarillas, flores rosas, y azules, y rojas…, flores de color violeta.
¡Le gustaban tanto esos días en los que se sucedían reuniones tan esperadas durante el resto del año! Las reuniones familiares, y las de amigos, las reuniones con sus antiguas compañeras de colegio y de instituto.
Y para ponerle la guinda al pastel, los conciertos. Esos conciertos navideños que año tras año conseguían trasladarla a la infancia, a aquella niñez suya de la que solo podía recordar un estado eterno de felicidad.
ESTALLIDO.
La familia se reunió alrededor del belén. Era la fiesta más esperada para unos y la más odiada para otros. Tal vez no era esa la palabra. Tal vez fuera mejor decir que era temida por el río de sentimientos dormidos que era capaz de despertar.
El caso es que al final todos estaban allí, alrededor del “nacimiento”, cantando villancicos.
Hasta que no pudo soportarlo más y se marchó de casa dando un portazo… Para perderse caminando bajo la nevada. Hasta quedar sin fuerzas. Y sin recuerdos.
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